miércoles, 12 de diciembre de 2012

Distintas épocas para una misma ausencia

Los cancioneros galaico-portugueses surgieron gracias a las diversas peregrinaciones a Santiago de Compostela.El camino de Santiago fue, por tanto, un pretexto inmejorable para la llegada a Galicia de trovadores provenzales. Los cancioneros contienen tres tipos distintos de canciones, a saber: Cantigas de amor, donde los caballeros se lamentan por la ausencia o el desdén de la amada; las Cantigas de escarnio o "maldizer", donde se critica a un personaje social relevante; las Cantigas de amigo, por último, ofrecen la queja de una doncella ante la falta del amado. Aquí ofrecemos una de las cantigas mas emblemáticas, obra del trovador galaico-portugués Martín Códax:

Ondas do mar de Vigo,
se vistes meu amigo?
E ay Deus, se verrá cedo!
 
Ondas do mar levado,
se vistes meu amado?
E ay Deus, se verrá cedo
 
Se vistes meu amigo,
o por que eu sospiro?
E ay Deus, se verrá cedo
 
Se vistes meu amado,
por que ey gran coydado?
E ay Deus, se verrá cedo!
 Martín Códax (mediados del siglo XVIII-mediados del siglo XIV)



         El Pergamino Vindel (Pierpont Morgan Library, New York)


Muchos siglos más tarde en su libro Aún no, el poeta del medio siglo Francisco Brines nos brinda una suerte de variación  sobre el modelo de las cantigas, adaptando su temática a la estética contemporánea. En los versos de Brines predomina un intenso tono elegíaco, y una actitud contemplativa que se plasma en poderosas imágenes:      

 ¿CON QUIÉN HARÉ EL AMOR?


En este vaso de ginebra bebo
los tapiados minutos de la noche,
la aridez de la música, y el ácido

deseo de la carne. Sólo existe,

donde el hielo se ausenta, cristalino

licor y miedo de la soledad.

Esta noche no habrá la mercenaria

compañía, ni gestos de aparente

calor en un tibio deseo. Lejos

está mi casa hoy, llegaré a ella

en la desierta luz de madrugada,

desnudaré mi cuerpo, y en las sombras

he de yacer con el estéril tiempo.


                     de Aún no 






   











 Francisco Brines (1932)

No hay comentarios:

Publicar un comentario