Ondas do mar de Vigo,
se vistes meu amigo?
E ay Deus, se verrá cedo!
Ondas do mar levado,
se vistes meu amado?
E ay Deus, se verrá cedo
Se vistes meu amigo,
o por que eu sospiro?
E ay Deus, se verrá cedo
Se vistes meu amado,
por que ey gran coydado?
E ay Deus, se verrá cedo!
Martín Códax (mediados del siglo XVIII-mediados del siglo XIV)
El Pergamino Vindel (Pierpont Morgan Library, New York)
Muchos siglos más tarde en su libro Aún no, el poeta del medio siglo Francisco Brines nos brinda una suerte de variación sobre el modelo de las cantigas, adaptando su temática a la estética contemporánea. En los versos de Brines predomina un intenso tono elegíaco, y una actitud contemplativa que se plasma en poderosas imágenes:
¿CON QUIÉN HARÉ EL AMOR?
la aridez de la música, y el ácido
deseo de la carne. Sólo existe,
donde el hielo se ausenta, cristalino
licor y miedo de la soledad.
Esta noche no habrá la mercenaria
compañía, ni gestos de aparente
calor en un tibio deseo. Lejos
está mi casa hoy, llegaré a ella
en la desierta luz de madrugada,
desnudaré mi cuerpo, y en las sombras
he de yacer con el estéril tiempo.
de Aún no
Francisco Brines (1932)
En este vaso de ginebra bebo
los tapiados minutos de la noche,la aridez de la música, y el ácido
deseo de la carne. Sólo existe,
donde el hielo se ausenta, cristalino
licor y miedo de la soledad.
Esta noche no habrá la mercenaria
compañía, ni gestos de aparente
calor en un tibio deseo. Lejos
está mi casa hoy, llegaré a ella
en la desierta luz de madrugada,
desnudaré mi cuerpo, y en las sombras
he de yacer con el estéril tiempo.
de Aún no
Francisco Brines (1932)
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